miércoles, 5 de enero de 2011

Mi primer contacto con la música

Año 1953.
Contaba con 10 años de edad cuando en Santiago del Estero,en casa de mis padres, apareció un señor de apellido  Pintos (lo atendí personalmente) preguntando por el doctor Juárez (mi padre) . Lo hicimos pasar hasta que mi papá lo atendió y como yo me había alejado un poco, escuché el siguiente diálogo: Sr Pintos:-Doctor,como he logrado imprimir un manual para el aprendizaje de la quena,le quiero obsequiar un ejemplar y una quena,ya que ésta es la forma que considero lo mejor para difundir su enseñanza-.
Papá:-Yo le acepto lo que usted me trae pero déjeme que se lo compre ya que usted vive de esto,igualmente acepto su intención-.
Los días pasaron y en algún momento se cruzó por mi mente el regalo/compra del método y la quena.Cuando encuentro estos dos elementos,deseché el método porque no lo entendía pero sí agarré la quena y como su embocadura para soplar era fácil por ser parecida a la de un silbato,comencé a investigarla.Allí me di cuenta que para que sonaran los sonidos graves que normalmente se utilizan con la mano derecha (cuando uno es diestro),todos los agujeros de la mano izquierda (sonidos agudos) deben mantenerse tapados.
Este instrumento era realmente un pinkullo.La parte de su embocadura es similar a la flauta dulce,o sea que es como soplar un pito o silvato.La quena propiamente dicha tiene una especie de ranura en su embocadura,lo que la hace mas difícil arrancar los sonidos.
Tendría ya unos 15 o 20 días de práctica cuando mi padre me vió con la quena/pinkullo y me dijo que no la tocara más porque me iba a dañar los labios.Yo la dejé pero asímismo pensé que tendría que ingeniarme para practicar de manera oculta,sin que nadie me viera y así lo hice.
Comencé a practicar en el fondo de nuestra casa,en medio de árboles y otras plantas.Todo iba bien hasta que un día apareció mi hermana (cinco años mayor) y me agarró "con las manos en la masa".Yo quedé paralizado y le pedí por favor que no le dijera a nuestro padre que me había sorprendido con la quena.Por el contrario,mi hermana (Zaida) me dijo que le gustaba lo que yo hacía y que tocara algo.Tal vez por el pensamiento que puede tener un niño de 10 años,se me ocurrió que la mejor manera de ganarme su consideración era tocar algo que a ella le gustara y me acordé de un género musical muy en auge en esa época que no tenía nada que ver con nuestro folclore y en especial con la quena,y le hice escuchar el bolero CAMINEMOS.

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